lunes, 27 de agosto de 2007

Aportaciones técnicas

Por un lado están los estudiosos que encauzaron la realización y perfeccionamiento técnico del hipertexto. Se trata de un nutridísimo número de científicos individuales y grupos de investigación, del que sólo nombraré algunos nombres relevantes, lamentando la exclusión de tantos y tantos colaboradores de proyectos grupales que con su capacidad de resolución de problemas concretos han logrado facilitar el acceso al medio digital a muchos neófitos como yo y continúan haciéndolo.

De mención obligatoria en este apartado es Douglas Englebart, investigador en el Stanford Research Institute (EE.UU.) y uno de los auténticos pioneros de la informática. En 1942 se graduó en Ingeniería Electrónica en la Universidad Estatal de Oregón, y trabajó desde 1948 como ingeniero en la NACA (precursora de la NASA). Durante la segunda guerra mundial trabajó dos años en la marina como ingeniero de radares en Filipinas. Se trata por tanto de uno de esos científicos a los que se refería Vannevar Bush en As we may think, a los que la guerra había obligado a desviarse de sus investigaciones cotidianas, y que al término de ésta se encontraban con una avanzadísima formación tecnológica que podía ser empleada, inéditamente, en la construcción pacífica. Fascinado por la gestión de los documentos en pantalla que había tenido ocasión de observar en su trabajo con radares, nunca dejó de plantearse la manera en que estos avances podrían ayudar a mejorar la vida de las personas corrientes. A finales de los sesenta elabora un sistema de hipermedia para trabajar conjuntamente en los mismos documentos desde distintos terminales de ordenador llamado NLS (oNLine System). Este software diseñado por Englebart, incorporaba ya muchas tecnologías que hoy día utilizamos cotidianamente: el ratón, el sistema de ventanas múltiples, el hipervínculo, el control de visionado de un documento… de hecho Englebart ha generado hasta veinte patentes de sistemas informáticos indispensables para la tecnología informática tal y como la entendemos en la actualidad.

El NLS tuvo gran difusión y un papel fundamental en la formación de ARPANET (el embrión de lo que más adelante sería Internet), y muchos lo consideran el primer sistema de hipertexto operativo, aunque no fue concebido como un hipertexto sino como una plataforma en la que compartir y vincular información. Como buen tecnólogo Englebart estaba más preocupado en los procesos técnicos que en los contenidos.

Pero como veremos en adelante, la incipiente Red de comunicación que se estaba generando en el ámbito de la investigación institucional (ejército, universidades) sería en el futuro absolutamente determinante en el desarrollo del Hipertexto. El sistema de Request For Comments (RFC) que utilizaba el primer grupo de trabajo en red de ARPANET, consistía en unas publicaciones no oficiales, públicas y modificables que funcionaban como proposiciones que debían debatirse. Puede verse claramente en esta iniciativa original, pensada para optimizar mediante el libre intercambio de información la investigación científica, es decir, basada puramente en la racionalidad técnica, el germen de toda la revolución de las comunicaciones que se viviría con la explosión de Internet, dónde el derecho a la libertad de intercambio trasciende el ámbito puramente técnico para alcanzar visos éticos, filosóficos y legales. Simultáneamente al desarrollo de ARPANET, los laboratorios Bell, un departamento de investigación del operador de telefonía estadounidense AT&T, desarrollaron Unix, un sistema operativo de red, para su comunicación interna. El hecho de que no tuviera un interés comercial dado que no había un mercado de software, sumado a que un decreto de 1965 prohibía a AT&T obtener beneficios en otros sectores que no fuera la telefonía, permitió que el programa se distribuyera gratuitamente en el ámbito de las universidades. Esto produjo a su vez una comunidad cada vez más numerosa de individuos interesados en la informática que se comunicaban, aún de manera muy rudimentaria por esta red, por el momento global sólo en potencia, que se denominó Usenet.

Andries Van Dam, de la Brown University, creador del término libro electrónico, desarrolla en 1968 el FRESS (File Retrieval and Editing System) en colaboración con sus estudiantes entre los que se encontraba el propio Theodor Nelson. Se trata de un programa para escribir hipertextos y centraba sus esfuerzos técnicos en el elemento fundamental del nuevo medio: el hipervínculo. Así, el sistema de hipervínculos era muy rico, permitiendo marcar documentos para poder acceder a ellos con un clic desde cualquier otro sitio tanto desde fuera como desde dentro del mismo documento y con la posibilidad de asignar palabras clave relacionadas con los documentos para acceder a ellos directamente. Además tenía dos tipos de hipervínculos: tags y jumps. Los primeros remitían a un documento como una nota al pie o un comentario, los jumps eran hipervínculos de ida y retorno que enlazaban documentos más distantes. En lugar de ratón funcionaba con un bolígrafo de luz y se clicaba mediante un pedal. El principal escollo del FRESS era que se trataba más bien de un prototipo. Era un sistema complejo de manejar, en el que para editar un documento era necesario tener acceso a la computadora específica en que se había desarrollado.

Tuvieron que pasar muchos años de trepidantes avances tecnológicos en el campo de la informática a “nivel usuario”, de descubrimientos y estipulación de estándares, para llegar al primer sistema de hipertexto con una interfaz gráfica dinámica e intuitiva, similar a lo que conocemos hoy día. Fueron los años en los que se fraguó la informática, sobre todo, gracias a la investigación en el ámbito norteamericano, en las universidades y en el ejército. Se comenzaron a aplicar y a rentabilizar muchos de los inventos de Douglas Englebart, pero también surgieron nuevas aplicaciones y propuestas de grupos de trabajo como el responsable del AMM (Aspen Movie Map) desarrollado en el MIT, que consistía en una secuencia de fotografías de la ciudad de Aspen por la que el usuario podía moverse a voluntad mediante unos controladores en la pantalla. En 1986 Peter Brown desarrolla Guide en la Universidad de Kent en un sistema Unix, primero para Macintosh y luego para el PC de IBM, un programa que permitía por primera vez la autoría de hiperdocumentos en ordenadores personales y que ofrecía además la posibilidad de utilizar tres tipos distintos de enlaces.

Pero el formato más exitoso de producción de hipertexto que siguiera con cierta fidelidad los preceptos de Ted Nelson, fue Hypercard, en 1987. Apple lo regaló durante años con su sistema operativo, lo que hizo que Hypercard fuera el programa para escribir hipertextos más difundido de la historia. Consistía en una base de datos en la que la información se presentaba en “tarjetas” (cards), en las que podían aparecer palabras resaltadas que conducían a otras tarjetas. Numerosos sistemas de Hipertexto fueron desarrollados en los años ochenta.

Pero el Hipertexto, tal y como fue concebido por Ted Nelson, durante muchos años fue una de esas aplicaciones de la informática relegada a un plano secundario por su escasa repercusión comercial. Hasta tal punto fue determinante una versión competitiva en términos comerciales y de mercado para la publicación de Hipertextos, como es la Web, que todos los sistemas desarrollados con ese mismo fin, previos a la aparición de la WWW, se denominan hoy día “sistemas pre-Web”. En la magnífica tesis doctoral de Mª Jesús Lamarca Lapuente podemos encontrar un pormenorizado análisis de todos estos sistemas de Hipertexto pre-web. Hoy día están obsoletos, pero sus aportaciones técnicas han sido indispensables para el desarrollo actual de WWW. Y lo más importante es que, en su día, también sirvieron para que un sector del mundo de las humanidades comenzara a acercarse al fenómeno de la digitalización de la escritura experimentando, analizando y cuestionando las posibilidades que ofrecía el nuevo medio.

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